Estos espacios han servido para puntos de socialización y reunión desde su origen.

Las pilas públicas por décadas han representado una necesidad para el lavado de la ropa ya que, en la antigüedad no se tenía acceso al agua potable suficiente y los ríos quedaban muy retirados del centro de la población.

Antes de llegar a América ya se mencionaba la palabra pila en el continente europeo, donde en la mayoría de ocasiones se utilizaba en iglesias para mantener el agua bendita. Estas estructuras de piedra solamente servían para contener el líquido, como un gran recipiente y se encontraban en puntos estratégicos para los sacerdotes.

También instalaban pilas fuera de la iglesia para que los fieles pudieran lavarse los pies y manos con agua antes de entrar.

Además, existían las fuentes y pilas para el uso común de los pueblos, se cree que surgieron alrededor del siglo IV A. C.