Según el escritor José María Acevedo Morataya, en su libro “Pinceladas Históricas de Nueva Santa Rosa, 2004”, en el siglo XIX ya existía el municipio de Santa Rosa de Lima, entre sus aldeas se encontraban Los Bordos de Oriente, lo que hoy es Nueva Santa Rosa. El Padre Juan Paz Solórzano, era quien venía a oficiar misas a los Bordos de Oriente, en una pequeña galera.
Viendo esta situación y con la ayuda de vecinos de Espitia Real, decidieron construir el primer templo, encabezado por los señores: Francisco Barrera y León Barrera, quienes eran los que coordinaban a los demás voluntarios, de esta manera fue como de 1899 a 1900, fue construido el primer templo.

Los tallados fueron realizados por los señores Dolores Estrada y Bonifacio Herrera. La primera misa en el nuevo templo de Nueva Santa Rosa, fue oficiada el 23 de noviembre del año 1,900.
En el año de 1903 los vecinos de Nueva Santa Rosa, que todavía constituían la aldea Los Bordos de Oriente, dispusieron la fabricación de las campanas del templo, este trabajo fue realizado por el señor, Alberto Acevedo Pinto, abuelo del escritor José María Acevedo Morataya, quien no solo las construyó, sino que también regaló la campana más grande para el templo, su nombre aparece grabado en relieve en dicha campana.

El primer patrono del templo fue el sacratísimo Sagrado Corazón de Jesús, mismo que se encontraba esculpido en la pared. En el año de 1921, fue autorizada la parroquia y la permanencia de un párroco en este nuevo y floreciente municipio de Nueva Santa Rosa según acuerdo gubernativo del 22 de mayo de 1917.

El 5 de febrero de 1952 fue nombrado párroco monseñor Teófilo Solares y Castillo. Quien además visitaba a caballo los territorios de Santa Cruz Naranjo, Santa Rosa de Lima, Nueva Santa Rosa, Casillas y San Rafael Las Flores, incluyendo las aldeas de cada municipio. El mismo monseñor Teófilo Solares y Castillo, fue quien dio inicio a la construcción del templo que hoy conocemos como Cristo Rey, elaboró los planos, sin asesoría más que la ayuda divina. El maestro de obras fue el señor: Santos González Ceballos, con sus albañiles: Esteban Herrera, Pedro González Ceballos, Flavio Solares, Pablo Martínez y Mercedes Escalante entre otros.

De esa manera fue construido el templo con recursos económicos aportados por mujeres y hombres de buena voluntad y de lugares vecinos. El mismo monseñor solicitaba en asamblea directamente dinero para los trabajos, a veces era insuficiente la copa de su sombrero grande de palma, para recibir las ofrendas. Existe una versión que afirma que monseñor Teófilo Solares y Castillo, vendió su finca para poder continuar con la construcción del templo. Por todo eso y por su incansable trabajo pastoral, su obra espiritual y material fue gigantesca, pues el templo tiene las características de basílica apropiada para catedral.