Contexto histórico

Durante más de 36 años, entre 1960 y 1996, Guatemala vivió un conflicto armado interno que dejó profundas heridas sociales y humanas. Los enfrentamientos entre las fuerzas estatales y paraestatales y los grupos insurgentes surgidos en el marco de la Guerra Fría, agudizaron los problemas estructurales de una nación multiétnica y pluricultural, marcada por la pobreza, la injusticia y la desigualdad social.

El inicio del conflicto se sitúa el 13 de noviembre de 1960, cuando un grupo de oficiales del Ejército intentó dar un golpe de Estado contra el gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes. Aunque el movimiento fue sofocado, sus integrantes se reorganizaron y formaron el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13), que más adelante tendría un papel relevante en la conformación de la insurgencia guatemalteca.

Durante la década de 1960, surgieron diversos movimientos revolucionarios, mientras que en 1963 el Ejército llevó a cabo un golpe de Estado que instauró una dictadura militar con el propósito de eliminar a la guerrilla. A partir de entonces, el país entró en un prolongado período de represión, persecución política, secuestros y masacres, que alcanzó su punto más crítico entre 1981 y 1982.

En 1986, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y la realización de elecciones democráticas marcaron el inicio de un proceso de transición hacia la paz, aunque las secuelas del conflicto persistieron durante varios años más.

Las Comunidades de Población en Resistencia (CPR)

La población campesina fue una de las más afectadas por la violencia. Durante los años 1981 y 1982, alrededor de 50,000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares y refugiarse en las zonas selváticas del departamento de Quiché, donde vivieron durante años en condiciones extremadamente difíciles.

En medio de la adversidad, estas comunidades desarrollaron una notable capacidad organizativa, conformando las Comunidades de Población en Resistencia (CPR). Estas se caracterizaron por establecer estructuras propias de gobierno, organización social y economía solidaria, basadas en la cooperación y la supervivencia colectiva.

Las CPR se dieron a conocer públicamente en febrero de 1990, a través de una campaña de denuncia dirigida al gobierno guatemalteco y a la comunidad internacional, buscando visibilizar su situación y obtener apoyo para la defensa de sus derechos humanos.

Fin del conflicto y legado

El 29 de diciembre de 1996, la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) —que agrupaba a las cuatro principales organizaciones guerrilleras— puso fin oficialmente al conflicto armado interno.

Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), durante los 36 años de guerra fueron asesinadas más de 200,000 personas, de las cuales 45,000 continúan desaparecidas, y alrededor de un millón fueron desplazadas de sus hogares.

El Santuario de los Caídos se erige hoy como un símbolo de memoria, resistencia y dignidad, recordando a las víctimas y honrando la lucha de las comunidades que sobrevivieron a uno de los períodos más dolorosos de la historia de Guatemala. Su existencia invita a la reflexión, al reconocimiento del pasado y al compromiso con la construcción de una paz duradera basada en la verdad y la justicia.