En los antecedentes históricos del inmueble se observan datos que ubican la construcción del templo en relación a la fundación de la segunda capital del Reino de Guatemala, en el Valle de Almolonga, en el año de 1527, época en la cual se realizan los primeros repartimientos de tierras entre los soldados españoles que vinieron con don Pedro de Alvarado.

El municipio fue reconocido originalmente como la Milpa de Barahona, en atención al Capitán Sancho de Barahona, el cual había acompañado en todas las batallas a don Pedro de Alvarado, por lo que la Real Corona le otorgó como encomienda la mitad del pueblo de Atitlán y el pueblo de la Verapaz.

La traza de la ciudad, presenta un polígono irregular como producto de la adaptación de la topografía existente, lo que definió la orientación de la plaza central y el templo, quedando ubicados en el sector más importante del conjunto urbano, donde se encuentran los principales edificios del equipamiento del poblado.

Dentro de este contexto se encuentran como monumentos históricos, no solo el templo católico y el área del convento sino que además tiene una fuente de la que el presbítero José María Navarro, hace referencia: “… y su plaza tiene una fuente que mide 20 varas de circunferencia, con los lavaderos, cinco chorros y el centro de un limón que se eleva a cierta altura…”

Con la fundación del poblado en el Siglo XVIII, la comunidad religiosa perteneció a la Parroquia de Almolonga, posteriormente se funda la Parroquia de San Miguel Dueñas, la cual, actualmente pertenece a esta parroquia.

El dato más antiguo sobre la construcción del templo se encuentra en una de las campanas que según la inscripción, data de 1737.

Para el año de 1862 se agregan contrafuertes a los muros de la nave principal. En 1874 el presbítero José María Navarro menciona que la Iglesia de Santa Catarina Barahona, “…tiene 31 varas de longitud, 8 de latitud y 5 de altura. Su torre tiene tres campanas. Su colateral es nuevo y moderno, con una bella imagen titular en el centro… “. Alrededor de 1906, el templo tenía dos bóvedas vaídas y una cúpula sobre el presbiterio que fueron construidos entre 1878 y 1900.

En vista del daño que sufrieran los muros de la nave principal, con serias fracturas (posiblemente por el peso de las bóvedas) se realizaron reparaciones alrededor de 1906, a través de un engrosamiento de los mismos, colocando muros de calicanto adosados en la parte externa, llegando a un espesor de dos metros. Con los terremotos de 1917, la bóveda del campanario sufrió daños y en sustitución se colocó una cubierta de lámina a cuatro aguas, apoyada en columnas de madera.

Para 1942, por un terremoto que aconteció durante el mes de junio, se dañó la fachada, cayendo dos pináculos. En 1960 se realizan trabajos de levantado de muros de ladrillo, repello de paredes, centrado de una ventana, dos puertas, gradas de caracol para subir al campanario, la fundición de dos cúpulas del campanario y construcción de cuatro columnas, para lo cual se contrató al señor Rodolfo Cantoral. Dichos trabajos modificaron la composición de la fachada, elevando la altura del campanario ya existente. Adicionalmente se construyó un nuevo campanario al oriente, el cual fue necesario demoler después del terremoto de 1976, que también afectó las bóvedas de la nave principal. En el 2002, grupos religiosos deciden dar inicio a la reconstrucción del campanario oriente, el cual se concluyó durante el siguiente año.

Actualmente la fachada sufre deterioro y degradación como producto de la falta de acabados y exposición de sus materiales constructivos, así como los daños ocasionados por la micro flora ubicada en el sector, asimismo, las acciones propias de los sismos y el vandalismo ocasionado por acción humana.
En el entorno inmediato al templo se encuentra ubicada la municipalidad, escuelas de reciente construcción con materiales diferentes a las edificaciones coloniales y se han construido viviendas al norte. Al sur está ubicado el lavadero público, que tiene una cubierta que también altera la imagen urbana. Existen cuatro capillas posas una en cada extremo de la plaza, tres de estas capillas fueron reconstruidas totalmente, en vista que el terremoto de 1976 las destruyó.

La Iglesia de Santa Catarina Barahona, presenta los elementos históricos, artísticos, arquitectónicos y sociales que la hacen sobresalir como un hito dentro del contexto urbano de Santa Catarina Barahona, base sobre la cual este bien inmueble se encuentra clasificado como Categoría “A”