Para la construcción de la iglesia del caserío Montecristo se utilizaron materiales de alta durabilidad y calidad, con el objetivo de garantizar la estabilidad y funcionalidad de la estructura. En los cimientos y muros se emplearon piedra, arena, cemento, hierro y block, proporcionando solidez a la edificación.

El techo fue elaborado con lámina troquelada, sostenida por costaneras de metal y fijada con tornillos de alta resistencia. En el acabado interior y exterior se aplicaron monocapa blanca y gris, brindando una apariencia limpia y moderna.

Los pisos cerámicos ofrecen durabilidad y fácil mantenimiento, mientras que las puertas de madera con rejas y las ventanas metálicas tipo balcón aportan seguridad y ventilación natural al recinto.

La instalación de energía eléctrica permite la iluminación adecuada del templo durante las celebraciones religiosas. Finalmente, se emplearon alambre, clavos y machimbre en distintos detalles estructurales y de carpintería, completando así una obra que combina funcionalidad, tradición y belleza arquitectónica.