Anteriormente solo existía un cementerio, el cual hoy en día se conoce como “viejo cementerio”, no se contaba con muro perimetral, hasta el año de 1976 después del terremoto se circuló con block.

Anteriormente venían de otras comunidades a enterrar a sus difuntos, actualmente lo utiliza principalmente la cabecera municipal.

El cementerio cuenta con un campanario, las famosas campanitas de antaño que pertenecieron a la familia Chalí, sonaban toda la mañana, tarde y parte de la noche.

Pero lamentablemente estas durante varios años no sonaron, debido a que la familia las vendió. Ante la añoranza de volver a escuchar las características campanas, en el año 2003, el señor Oscar Chávez, tuvo la iniciativa de mandar elaborar unas campanas para que volviesen a repicar.

El día dos de noviembre se celebra el día de finados, los pobladores del lugar se dirigen al cementerio municipal a rezarle a sus difuntos. Se acostumbra que el cura párroco oficie una misa en la capilla del cementerio en conmemoración de los difuntos, seguidamente se dirige con algunos fieles católicos hacia mausoleos y tumbas de los familiares que lo soliciten, para rezarles y bendecirles.

Algunas familias indígenas acostumbran almorzar en el lugar donde permanecen sus difuntos. Una costumbre es brindar con el difunto, tomándose un octavo de aguardiente y parte de otro octavo se le riega a lo largo de la tumba. Además, les dejan comida típica de la época, como elotes y güisquiles cocidos, con la creencia que los difuntos saldrán a comérselos.