En el cementerio general de la ciudad de Coatepeque, se localiza una tumba con una historia trágica; la de dos Policías Municipales abatidos a tiros por un delincuente, en el robo de dos gallinas y una arroba de maíz. Tumba que es reconocida como Monumento Histórico del Patrimonio del Municipio.

Esta sepultura guarda los restos de los agentes de policía municipal, Ruperto Barrera y Feliz Rodas. Barrera y Rodas fueron destacados el 2 de octubre de 1936 por la comisaria de la policía municipal para perseguir y capturar al peligroso delincuente Enrique Mendoza, el que fue copado en el paraje conocido como El Remolino. Mendoza recién había robado dos gallinas y una arroba de maíz. Los agentes del orden al acercase al delincuente con intenciones de capturarlo, fueron recibidos a tiros y cayeron sin vida. La historia del delincuente concluyó a las pocas semanas que pudo ser capturado en su escondite y luego de sumarísimo juicio fue fusilado, pero previamente fue paseado por las calles para que el pueblo lo conociera.