El tradicional juego de chiras o canicas ha sido practicado en San Pedro Necta de generación en generación, reuniendo a niños, jóvenes, adultos y mujeres en un espacio de diversión y competencia amistosa. Su práctica comienza en el mes de mayo, con las primeras lluvias, simbolizando las gotas de agua y marcando de manera lúdica el inicio del invierno. Antiguamente se utilizaban semillas del jaboncillo; hoy en día, se emplean las canicas de vidrio conocidas en Guatemala como “cincos”.

El juego inicia trazando en el suelo un círculo o un triángulo, que sirve como punto de partida para colocar las canicas. Cada participante decide cuántas canicas pondrá en juego. A una distancia de cinco pasos se dibuja una línea recta de tres metros, hacia la cual los jugadores lanzan sus canicas desde el triángulo o círculo. La persona cuya canica quede más cerca de la línea es la primera en lanzar, siguiendo luego los demás en orden de proximidad.

El objetivo es sacar las canicas del círculo o triángulo con la canica lanzadora:

Si se juega en círculo: los participantes pueden sacar varias canicas sin quedar eliminados. Si la tiradora queda dentro del círculo, el jugador queda eliminado, llevándose únicamente su tiradora. Las demás canicas permanecen para que los demás continúen jugando. No se permite eliminar jugadores.

Si se juega en triángulo: solo se puede sacar una canica por tiro. Si la tiradora choca con dos canicas, el jugador queda eliminado; si choca con una canica y un jugador, este último queda eliminado. El jugador debe continuar el juego desde la línea recta, incluso si no es su turno. Si la tiradora queda dentro del triángulo, el jugador queda eliminado. No se permite lanzar la canica a menos de tres centímetros de otra.

Último jugador: quien quede jugando se queda con todas las canicas que hayan quedado en el triángulo.

Opcional: se puede jugar en pareja, previo acuerdo entre los participantes.

Más que un simple juego, las chiras representan un vínculo entre generaciones, combinando tradición, destreza y alegría, y manteniendo viva una costumbre que forma parte esencial de la identidad cultural de la comunidad.