El señor Julio Pérez, originario del caserío Tuiquinque, observó que la comunidad del caserío Buenos Aires sufría por la falta de agua, y que las autoridades municipales no brindaban apoyo para adquirir un nacimiento. En ese entonces, los pobladores debían caminar más de dos horas para conseguir agua en el río más cercano.

Ante esta situación, en el año 1982, don Julio Pérez decidió donar un terreno de su propiedad, en el cual se encuentra un nacimiento de agua. Con el apoyo de los habitantes de la comunidad, se construyó una pila comunal para que las personas pudieran lavar su ropa y abastecerse de agua para el consumo diario. Este espacio continúa en funcionamiento y permanece disponible para quienes necesitan acceder al vital líquido. El ingreso es gratuito, y según nuestra investigación, su administración todavía depende de dos familias locales.

Actualmente, aunque la comunidad ya cuenta con acceso a agua potable, este lugar sigue siendo valorado tanto como un recurso natural importante como un sitio turístico y sagrado para la población.