La aldea Cajixay es un lugar profundamente marcado por la historia desde su fundación, aunque en la actualidad quedan pocos vestigios visibles de aquello que la caracterizó en tiempos antiguos. Se encuentra ubicada en un entorno natural privilegiado, en las faldas del extremo de la Sierra de los Cuchumatanes, un territorio de gran riqueza en flora y fauna. Su paisaje está rodeado de montañas que cumplen una función fundamental como áreas de recarga hídrica para las comunidades asentadas en las zonas bajas.

Es importante recordar que la aldea Cajixay fue una de las comunidades devastadas durante el conflicto armado interno en la década de los años ochenta. Según relatan los habitantes, muchas familias se vieron obligadas a huir hacia las montañas para resguardar sus vidas, refugiándose durante varios días en cuevas y espacios formados por rocas, donde sobrevivieron en condiciones extremadamente difíciles con el fin de proteger a sus seres queridos.

La cueva de la comunidad, actualmente administrada por Don Diego García, propietario del terreno donde se ubica, continúa siendo un espacio de profundo significado cultural y espiritual. De acuerdo con su testimonio, aún llegan guías espirituales para realizar ceremonias mayas, aunque esta práctica se ha vuelto menos frecuente con el paso del tiempo. Aun así, la cueva sigue siendo para la comunidad un símbolo de identidad, resistencia y memoria ancestral.

Se cuenta que la cueva no ha sido explorada en su totalidad. Algunos vecinos aseguran que su interior es un mundo por descubrir, ya que posee diversos caminos y, según la tradición oral, incluso una posible salida hacia una de las piedras blancas que distinguen a Cajixay. Hasta el momento, quienes la han visitado han logrado adentrarse aproximadamente 50 metros, quedando aún amplias áreas por explorar y conocer.