La Iglesia y Convento de San Agustín, ubicada en Antigua Guatemala, departamento de Sacatepéquez, es uno de los monumentos históricos más emblemáticos de la ciudad. Este conjunto arquitectónico se sitúa entre la 7a. Avenida Sur y la 5a. Calle Poniente, en pleno corazón del centro histórico.

Fundado en la época colonial, el Convento de San Agustín formó parte de la notable presencia de la orden agustina en la región. Aunque gran parte de su estructura sufrió daños por los terremotos que afectaron a la ciudad en los siglos XVII y XVIII, sus ruinas aún conservan valiosos elementos arquitectónicos, como arcadas, muros de piedra y vestigios de su antigua iglesia.

En la actualidad, las ruinas de San Agustín constituyen un recordatorio del esplendor barroco colonial y un punto de interés para investigadores, turistas y amantes de la historia, quienes encuentran en este espacio un vínculo tangible con el pasado de Antigua Guatemala. El monumento se ubica entre la 7a. Avenida Sur y la 5a. Calle Poniente.

El investigador Verle Annis, en su libro La Arquitectura de La Antigua Guatemala (1543-1773), señala que en 1610 llegó desde México el primer fraile agustino a Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy conocida como Antigua Guatemala. Ese mismo año, el religioso regresó a México para solicitar al rey y a las autoridades eclesiásticas el permiso para erigir un nuevo convento en la ciudad que había dejado atrás.

En 1611, a su retorno a Santiago de los Caballeros, pidió nuevamente autorización para fundar el convento, pero esta vez la solicitud fue rechazada por el alcalde, quien consideró innecesario establecer un quinto convento en la ciudad. Cuatro años después, sin embargo, arribaron a la región once religiosos más para asentarse definitivamente. Para 1637, el arquitecto Juan Pascual presentó los planos del que sería el conjunto monumental, y el ayuntamiento finalmente concedió el permiso de construcción al fraile agustino. Gracias al apoyo de un acaudalado ciudadano, la edificación de la Iglesia y Convento de San Agustín inició el 28 de enero de 1657.

La fachada principal de la iglesia, decorada con cinco efigies, estaba acompañada por una pequeña fuente en su atrio —hoy desaparecida—. En el interior del convento destacaba una arquería de dos niveles, mientras que sus jardines y huertos se extendían hacia el oeste, alcanzando lo que actualmente es la Alameda Santa Lucía.

Los terremotos de 1751 ocasionaron daños considerables al conjunto, pero fueron los de 1773 los que provocaron su casi total destrucción. Más tarde, la cúpula del altar mayor colapsó durante el terremoto de 1917, dejando en pie únicamente los muros que hoy pueden apreciarse.

Documentos históricos indican que, en 1938, las ruinas funcionaban como carpintería y como corral para bueyes. No obstante, al ser declarada La Antigua Guatemala como Monumento Nacional en 1944, el lugar fue desocupado y preservado.

En su época de mayor esplendor, el convento albergó hermosos altares y suntuosas pinturas del artista Antonio de Montúfar. A pesar del terremoto de 1976, sus dos fachadas aún conservan el legado de las manos que dieron forma a esta notable obra arquitectónica de inicios del siglo XVII.