El Puente sobre el Río Maza ha pasado desapercibido; ni las autoridades ni las entidades sociales y culturales se han dado cuenta de que contamos con una verdadera joya arquitectónica de principios de siglo XX. Su historia es notable: se trata de un puente de mampostería de cal y canto, de medio punto —es decir, con un solo arco— construido con piedra canteada, conocida como molón. En aquella época, este tipo de materiales era lo más común, y muy pocas personas se dedicaban al arte de la cantería. Entre ellos, un verdadero maestro fue don Alejandro Trujillo.

El puente fue construido por el artesano Domingo Citalán alrededor del año 1918. Lo sorprendente es que está hecho únicamente de molón y mortero de cal y otras sustancias, sin el uso de hierro, ya que en ese tiempo ni se conocía ni se empleaba este material en este tipo de construcciones, incluyendo todo el andamiaje necesario.

Desde su construcción, hace más de 100 años, el puente no ha recibido reparaciones ni mantenimiento, y aún así permanece intacto, soportando el tránsito vehicular y los movimientos telúricos. Este tipo de construcciones ya no se realizan y, por su valor histórico y arquitectónico, el puente ha sido declarado Monumento Municipal.

Los artesanos que realizaron estas obras ya no existen, y su legado es invaluable. En nuestra comunidad se distinguieron figuras como Domingo Citalán, quien también construyó el busto del General Justo Rufino Barrios; don Ambrosio Sunúm, don Alfredo Martínez y don José Quemé. Este es un merecido recuerdo a su memoria y al aporte que hicieron al progreso del pueblo coatepecano.