Sistema de Información Cultural

Dina Gricelda Chan Patá

Tecpán, Chimaltenango

Datos Generales

Reseña histórica / Antecedentes históricos

El arte del tejido surgió desde tiempos muy antiguos y en muchas culturas fueron principalmente las mujeres quienes lo practicaban y transmitían de generación en generación. A través de sus manos tejedoras, no solo se creaban prendas o utensilios, sino también conocimientos, símbolos y relatos que formaban parte esencial de la vida comunitaria.

Sin embargo, en la actualidad, esta práctica tradicional ha ido perdiendo presencia y fuerza en muchas regiones. Con el avance de la tecnología y la industrialización, las personas tienden a preferir productos elaborados por máquinas o procesos computarizados, dejando de lado el valor de lo hecho a mano. En esto influyen mucho los costos, ya que los tejidos hechos a mano necesitan una gran inversión de tiempo de trabajo y por consiguiente su precio es elevado, lo que hace prácticamente inalcanzables estos artículos para una gran cantidad de personas. Esto ha generado una especie de distanciamiento hacia el tejido artesanal, que lentamente ha ido desapareciendo de la vida cotidiana de muchas personas.

En los últimos tiempos también se ha comenzado a visibilizar que el tejido no es una práctica exclusiva de mujeres. Aunque históricamente fueron ellas quienes sostuvieron este saber, hoy en día hay una diversidad de personas que se interesan y se dedican a tejer, sin importar su género. Esta apertura enriquece el mundo del tejido y muestra que se trata de un arte colectivo, profundamente humano y digno de admiración. Valorar y recuperar el tejido es también una forma de honrar nuestras raíces

Descripción General

Siempre le había interesado el mundo del tejido. Desde hace mucho tiempo sentía una atracción especial por los hilos, los colores, las texturas y la paciencia que implica entrelazar con las manos una historia. Sin embargo, durante varios años no tuvo la oportunidad de acercarse realmente a esta práctica. Las responsabilidades diarias, el ritmo de vida y la falta de espacios disponibles hicieron que ese interés quedará en pausa. En algún momento, llegó a sus manos información sobre diferentes escuelas de tejido, al leer sobre ellas, su entusiasmo se reavivó; imaginó por un instante lo que sería aprender, compartir con otras personas tejedoras y por fin comenzar a explorar esa inquietud que la había acompañado por tanto tiempo. No obstante, en ese entonces no pudo dar el paso. Todo quedó como una intención latente, una idea que seguía rondando, pero que no se materializaba.
Pasó el tiempo y fue solo hace unos meses cuando, por fin, se presentó la oportunidad concreta de inscribirse en una escuela de tejido. Esta vez no la dejó pasar. Con emoción y también con algo de nervios, decidió integrarse a ese espacio. Desde entonces, cada clase, cada puntada, ha sido una forma de reconectar con algo profundo: una práctica que no solo le permite crear con las manos, sino también sentirse parte de una tradición viva, compartida y llena de significado. Aprender a tejer ha sido, para ella, abrir la puerta a una nueva forma de expresión y de encuentro consigo misma y con los saberes colectivos que habitan en cada hilo.

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Conocimientos y Oficios Tradicionales

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